TROREAL (Gonzalo Cano)

En 2005, la prueba no puede realizarse por la gripe aviar. Un año después, en 2006, el TROREAL vuelve a celebrarse en Morales de Toro.
Un nuevo campeón llegado desde Granada aparece en escena, y lo hace con letras mayúsculas. Gonzalo Cano sale victorioso con un torzuelo de peregrino de nombre “El Rubio”, un pájaro que para muchos fue una gran inspiración por su tensión y colocación en el vuelo. Solo dos cetreros en la historia han ganado tres Troreales, uno de ellos es Gonzalo Cano, con la peculiaridad de haberlo hecho con tres halcones diferentes. Después vinieron las dos famosas tres sangres, “Alegría” y “Valiente”, de las que ya tendremos tiempo de hablar más adelante. Sin duda, uno de los grandes reyes de la altanería en España durante los últimos años.
Gonzalo Cano:
¡Hola! Soy Gonzalo Cano, y voy a explicar qué supone para mí el Trofeo de Reyes de Altanería:
En primer lugar, ha supuesto un contacto directo con la mayoría de los cetreros altaneros de España, y en especial con aquellos que, como yo, hemos buscado la excelencia en nuestra actividad: ese vuelo de máxima altura, con la mejor colocación posible, subiendo a la máxima potencia, con la mejor posición en el ataque, el mejor ataque y la mejor resolución. Entonces, ha supuesto un foro en el que nos ha permitido a todos crecer juntos.
En segundo lugar, se me pide que comente qué ha supuesto para mí o que cuente alguna anécdota de los años en los que he tenido la fortuna de ganar la prueba:
La primera vez que la gané fue con un pajarito modesto, un pequeño halcón de peregrino llamado “El Rubio”. La anécdota aquí tiene que ver con un personaje que se me acercó en un momento y me dijo que él tenía un halcón igual que ese, que volaba igual de brillante y chispeante. Le pregunté por qué no participaba y lo invité a hacerlo. Me comentó que él no tenía interés en las competiciones. Siempre ha habido personas que han denostado nuestra actividad, concretamente gente muy cazadora que se llena la boca de plumas y que ha menospreciado las competiciones, cuando en realidad tienen una dificultad superior incluso a la caza, sobre todo a los niveles que nosotros pretendemos.
La segunda vez que tuve ocasión de ganar fue con mi pájara “Alegría”. La anécdota en este caso es que, como tantas veces, por despistado, dejé el equipo de telemetría en el coche. Hablé con la organización, en este caso con Santos, que estaba allí en ese momento en el vuelo. Le dije que si había alguna dificultad, echaría a la pájara al suelo por seguridad, para no perderla, ya que se podía arrear con cualquier ralea o percibiendo la misma paloma de servicio. Pero bueno, fue un vuelo controlado, capturó allí cerca del aparcamiento y no hubo ningún riesgo. Junto a ella, volaba también “Maravilla”, otra pájara brillante que nos dio la referencia. Sin embargo, Alegría lo hizo un poquito mejor y resolvió también mejor.
La última ocasión en la que tuve la suerte de ganar esta prueba fue con otra hermana de estas pájaras, “Valiente”, otra híbrida. Fue un vuelo muy bueno, de 400 metros, y tuve la fortuna de capturar limpiamente en el aire, que era uno de los objetivos iniciales que planteó esta prueba: un vuelo que superara los 300 metros. En este caso fueron 400 metros, y capturó la pieza. Además, tuve la gran suerte de que me acompañara toda mi familia. Porque uno es “el tonto de los pájaros” y verme allí con mi mujer y mis dos hijas fue una gran satisfacción.